El proyecto Google Brain está trabajando en una Inteligencia Artificial que sea capaz de crear Inteligencia Artificial. No son los únicos, OpenAI, MIT o Berkeley también están explorando en esa dirección. La reflexión a la que me lleva esta línea de trabajo de Google es que la Inteligencia Artificial va a transformar masivamente las barreras de entrada de múltiples mercados. Es algo que ya pasó con Internet, y a lo que muchos no pudieron adaptarse en su momento.

Joshua Browder, 18 años, inglés, estudiante de Stanford, recibió al poco de sacarse su carnet de conducir, más de 30 multas de tráfico por aparcar su moto. Consideró que las multas eran injustas y empezó a apelarlas. Pensó que podía ayudar a otras personas con multas indebidas y creó DoNotPay.co.uk, donde tiene un robot que se comunica con el usuario vía chat y hace la reclamación de la multa. 4 meses después de abrir la web, había reclamado con éxito 30.000 multas por un importe de 2 millones de libras. Actualmente está evolucionando su chatbot con el objetivo de «reemplazar a 25 mil abogados explotadores». Joshua no es abogado, ni estudia derecho, y su chatbot es un caso muy básico comparado con el estado del arte de la Inteligencia Artificial.

Una barrera de entrada común en todos los mercados es el know how. Con casos como el de DoNotPay.co.uk, todo apunta a que esa barrera de entrada se va a transformar en tener acceso a -o ser capaz de desarrollar- la Inteligencia Artificial que tiene el know how.

A nadie escapa que es un movimiento muy disruptivo, que posiciona a todos los que están invirtiendo en esa Inteligencia Artificial capaz de crear Inteligencia Artificial, en potenciales competidores en todos los mercados. Cualquiera debería preocuparse por qué es capaz de hacer la Inteligencia Artificial en su mercado.

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