La semana pasada, Tim Cook presentaba los resultados del primer trimestre de Apple, dedicando un tiempo a la evolución de Apple TV en el último año. Hablaba de cómo esperan que ese producto acelere el cambio en la industria de medios, en concreto del cambio de modelo de relación y distribución con el “derrumbe de los paquetes de cable” en la televisión. Paquetes que acostumbran a agrupar y ofrecer a sus clientes los operadores de telecomunicaciones.
Hace año y medio, el mismo Tim Cook, en la presentación de la nueva generación de Apple TV, destacaba: “El futuro de la TV son las apps”. De lo que estaba hablando es de un nuevo ecosistema. Apple presenta un dispositivo a partir del cual construye una plataforma en la que invitan a participar a todos los quieran formar parte de ese ecosistema. Netflix, por ejemplo, puede ofrecer sus películas y series a través de su app en Apple TV para llegar directamente a sus consumidores, sin depender de acuerdos con los operadores de telecomunicaciones. Google plantea una plataforma similar, pero abriendo el ecosistema también a los fabricantes de dispositivos. Cualquier puede hacer una televisión o un TV Box con Android TV.
Tanto Apple como Google están replicando el modelo con el que tanto éxito han tenido en el móvil. Crean una plataforma dónde las reglas de juego cambian sustancialmente con el modelo anterior. Este cambio sustancial se apoya en tres principios muy vinculados, el Long Tail, la economía de gratis como precio y la personalización. Un modelo en el que se ofrece una combinación de productos y contenido infinita. En el que hay un abanico de modelos de precio que abarca desde el gratuito a la subscripción, pasando por la compra granular. Un modelo en el que la selección de productos de cada usuario es distinta del de al lado.
Lo que me parece especialmente destacable es que este mismo modelo, la creación de un ecosistema sobre una plataforma, se está replicando en múltiples ámbitos.
En el hogar, además del ecosistema alrededor de la televisión, se están creando una serie de plataformas alrededor de los asistentes virtuales. Tenemos Alexa a través de Amazon Echo o a Google Home, como centros neurálgicos del hogar. La propuesta es que todo el ecosistema de sensores, dispositivos y electrodomésticos, que nos trae el Internet de las Cosas a la casa, interaccionen a través de esas plataformas. No es la única propuesta. Muchos tienen ya hardware dentro de las casas que podrían evolucionar en esa dirección. Las utilities con sus contadores, las telcos con sus routers y set-top boxes o la empresas de seguridad con sus centralitas de comunicación. Muchos más son los interesados en participar de ese ecosistema. Lo estamos viendo con el botón Dash de Amazon, pero también aseguradoras o servicios de atención.
En el coche, por supuesto están los fabricantes, pero la creación de estas plataformas no es trivial, y aparecen Android Auto y Apple CarPlay. Es significativo porque muchos conductores, pese a tener GPS en el coche con mapas, siguen usando Waze, u otra aplicación, mientras conducen. De hecho existe un volumen nada despreciable de apps, dentro de los ecosistemas de los móviles, destinadas al coche.
El hogar y el coche son muy relevantes, pero no son los únicos entornos. Todo apunta a que plataformas similares pueden emerger en otros ámbitos. Están surgiendo alrededor del individuo apoyado en los wearables, alrededor de las Smart Cities o alrededor de la economía colaborativa con sus sistemas de reputación.
Desde una perspectiva de Transformación Exponencial, para afrontar la próxima ola de cambio, creo que es central tener una estrategia dentro de estos ecosistemas. No sólo que servicios vas a ofrecer y cómo los vas a ofrecer, sino también cómo te vas a relacionar con el resto de actores. Cada vez más, las relaciones no van a ser monocromáticas, tomando relevancia la Co-opetition, en la que se debe conjugar la cooperación y la competición. Algo que se ilustra en la imagen de arriba de hace unos años, donde los dueños de las grandes plataformas, Google, Apple y Microsoft, mientras desarrollan y fortalecen sus propios ecosistemas, accedidos por más de mil millones de usuarios, participan de los ecosistemas de los demás. La estrategia para participar de los distintos ecosistemas es fundamental para no quedar fuera.
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